El frío a mí alrededor durante la mañana me hace recordar a lo que llevo tanto tiempo dándole vueltas en mi mente. Decisiones y más decisiones, una detrás de otra, tanto que a veces me cansa.
Delante de mí hay una puerta que lleva abierta demasiado tiempo, una puerta que ha sido cruzada por ya demasiadas almas.
Le doy un sorbo a mi humeante café para retomar fuerzas, saboreo el cálido líquido y alargo el brazo empujando la puerta.
- !Te arrepentirás! - ¡Me dice enfadado mi reflejo en el espejo - Si haces eso perderás muchas oportunidades!
- No creo. Le respondo con la calma que me infunde mi elixir matutino - Ahora simplemente a esas oportunidades las escogeré yo.
Me alejo de la puerta y de mi furioso reflejo, sonriendo divertido ante mi chiste privado: La he cerrado pero no he echado la llave, si una perseverante oportunidad aparece posiblemente consiga atravesar el umbral.
Y sonriendo me termino mi café.
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