Me duelen los
huesos, demasiados golpes en poco tiempo, y hoy uno nuevo, de esos
que duelen, de esos que duelen tanto que no sientes dolor sino ira,
ganas de devolver el golpe, a quien sea, a lo que sea. Durante este
sexto paso llego a un pozo que había enterrado bajo mi castillo, me
siento sediento y me acerco tentado.

-“No”
me dije, y volví a mirar al camino.
-“¿Seguro?”
Escuché en mi cabeza. La voz venia de mis espaldas, de un sendero que
había dejado atrás. Y al mirar deslumbré parte del bosque… y me
sentí engañado… y sentí sed de nuevo…
- “Solo
un trago, ¿Qué más da?” escuché.
-“No puedo”.
-“¿Por qué? Sabes que estarás
mejor”.
-“No
pued…” - Empecé a sentir una pesadez
-“Sabes
que si puedes, Sabes que si quieres”.
-“No pu…”- Y cansancio.
“Sabes que lo puedo solucionar”.
”No…” - Y dejadez...
“¿No recuerdas la ultima vez?”.
-“Si - Se me abrieron los ojos - lo
recuerdo”.
En mi reflejo veo lo que
sucedió por aquel entonces. Gracias a ese pozo del que bebía todos
los días todo me resultó más fácil, gracias a ese pozo dejé
atrás mil penurias y superé mil retos.
-“Así
que recuerdas…”.
Acerco mis labios,
y veo entonces que, tras todo lo bueno que me dio, me quitó aun más.
Deje atrás mil penurias, pero dejé atrás a un millón de amigos.
Superé mil retos, solo para hacer daño a un millón de almas. Todo
resultaba más fácil, pero tenía un precio que no podía permitirme volver a
pagar…
-“No” - Dije al final.
Y seguí mi camino armado con el poco valor que me quedaba.
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