lunes, 29 de abril de 2013

Step Twenty nine


El agujero rezumaba oscuridad, palpable negrura que desafiaba al propio sol, esperando un despiste de este para colarse en el día. 

-“Ciérralo” - Escuché desde el pozo - “No bajes, es mejor enterrarlo todo” - Me insistió. 

Yo no podía dejar de mirar, ¿Qué había allí dentro que tanto miedo te diese? Me acerqué aun más. 

- “No le tengo miedo, simplemente sé que te espera, y vendrás a mi después, lo sé” - Me dijo. 

-“No le escuches” - Dijo una nueva voz.

No sabía de dónde venía esa voz, la busqué por todas partes sin encontrarla. No fue hasta que miré detrás de la montaña de ruinas que había detrás del agujero que lo encontré. 

-“¿Acaso creías que te iba a dejar solo?”

Era mi espada clavada contra una roca junto al agujero. Lustrosa orgullosa y afilada como siempre, capaz de cortar piedras y angustias. Me devolvía la mirada desafiándome a que me atreviese a decirle que se fuera. 

-“Ayudé a cortar las piedras más pesadas, y cargué durante días contigo, no pienso dejarte solo ahora” - Me increpó

-“Sabes qué debo hacer eso solo” - Le dije con el poco aliento que me quedaba. 

-“Te equivocas” - Dijo enfurecido.

-“No, de verdad, esta vez no puedo llevarte conmigo” - La espada me miraba desafiante, sabía que este duelo podía durar días, meses o incluso años, pero él termino cediendo, no sin antes ponerme una condición. 

-“Llévate esto entonces” - Me dio mi escudo, su escudo, nuestro escudo. Un escudo reluciente de plata que había sobrevivido a todas mis batallas  y aún brillaba. Tenía algo escrito en relieve, Truth. 

-“¿Crees que lo necesito allí abajo?” le pregunté. 

-“Créeme si te digo que sin él no veras nada ni encontraras lo que estas buscando, y podrías perderte para no volver”

Me alejé y, armado con la verdad, me sumí en las tinieblas.

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