Algo me
acompañaba aquel día, una suave brisa que, aun sin verla, sabía que me
acompañaba. Aquel día, un día señalado, un día de fiesta, recordé que teníamos mil planes, y
ninguno de ellos cumplimos. Solo pude pensar que a lo mejor fue culpa mía, después
de todo fui yo el que eligió separar nuestros caminos y fue ella la que me dijo
que quería volver a caminar junto a mí.
-“Tomaste
la decisión correcta” - Escuché decir a la brisa. De alguna forma, adivinaba
mis pensamientos, y sabía a qué sentimientos desembocarían.
-“Tomaste la única elección posible, hacer más
habría sido degradarte”
-“Pero...”
-“Lo hiciste todo y más, lo diste todo y
más, yo no habría aguantado tanto”
-“Pero...”
-“¿Quieres volver a revolcarte en el
barro? ¿Aún más?”
No supe que decir, no supe que pensar, no supe que
sentir, y supongo que fue esa sensación la que pudo conmigo esa noche, una
noche señalada, una noche de alegría y fiesta donde, entre lagrimas, me quedé
dormido entre la brisa y las estrellas.
Ellos
entendían algo que yo aun no había entendido...
No hay comentarios:
Publicar un comentario