miércoles, 24 de abril de 2013

Step Nine


Esta noche la luna llena ilumina mi camino, otras veces me alegraba de verla, pero llevaba ya 9 pasos sin dormir, y créeme cuando te digo que las noches se hacen eternas cuando al ver el rostro de Selene ves el perfil de tu fortaleza en ruinas… 

Tan cansado estoy que me siento sobre una roca. Noto un latido esta noche junto a mí, un vibrar. Al mirar la roca veo que tiene escrito algo en relieve. 

“Es….nza”

La palabra está rota por la mitad, y apenas sé que significa. Lo evidente deja de serlo, la niebla se espesa esta noche. Apenas veo mi camino y empiezo a tiritar ante las inclemencias del tiempo. Esta noche ni siquiera veo las estrellas. 

-“Todo esto es culpa mía…” - susurro a ninguna parte. 

-“¿Seguro?” - me responde una voz desde ninguna parte. 

-“Debe serlo… yo construí esto”.

-“¿Si?” - Me pregunta con dulzura

-“Si, me conocía todas las salas, todos sus pasadizos”. 

-“¿Estás seguro?” - Vuelve a preguntarme

-“Si”.

-“¿Totalmente seguro?”.

Ahí fue donde titubee, ¿Estaba seguro? Por un lado lo estaba, levanté esta fortaleza con mis manos para nosotros dos, cada día que pasamos juntos puse una piedra. Eran tres mil cincuenta y seis rocas pulidas una a una. Me las conocía todas porque las acariciaba cada noche con el orgullo del que tiene un trabajo bien hecho aun en construcción. Pero la duda existía... ¿las conocía todas? Intenté levantarme, y el frio, la gravedad y el cansancio me tiraron contra el duro suelo. 

- “Shhhh.... esa noche no, duerme” - Me dijo. 

-“No puedo “ - Me quejé.

“¿Por qué?”

 “Cuando cierro los ojos e intento dormirme me invade la culpa” - Dije sin poder evitar un sollozo.

-“Bien, me quedaré aquí hasta que te duermas”.

-“Si claro, ¿y mañana qué?” - Pregunté, sin tener aun claro con quién hablaba.

-“Mañana también, y la noche siguiente también, y la siguiente, y todas las que haga falta”.

-“No puedes hacer eso”.

-“Si puedo, y además quiero hacerlo”.

-“¿Por qué vas a hacerlo? Dame al menos una razón por debas hacer eso”.

-“Te la daré, cuando me digas porque no debería hacerlo”.

Lo que dijo me llego al alma, no tenia respuesta. Podría haberle respondido cualquier cosa, desde un “no merezco la pena” hasta un “quiero estar solo” pero ella habría sabido que era mentira. Me acosté en el duro suelo y, entre la niebla vi una estrella brillar más que ninguna, una estrella que me sonreia. 

-“Venga, cuéntame que has hecho hoy” - me pidió, y yo le estuve hablando, hasta que me quedé dormido. 

Lo que aun no sabía era que realmente iba a estar allí todas las noches. Aunque tampoco me esperaba lo que me encontraría en lo más profundo de mi antigua fortaleza... 

¿O sí?

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